El próximo sábado 14 de diciembre, y organizado por Grosteam, la asociación de comercios del deporte de Gros, se celebra la 1ª edición de la Milla Urbana de Donostia. Por supuesto, corriendo, pero ¡también en patines!
Será una carrera corta, explosiva pero muy divertida, sobre 1.609 m (una milla terrestre).
La inscripción, a favor del Banco de Alimentos, es de 5 €, que da derecho a un vale-descuento de 10 € al comprar en cualquiera de los comercios adheridos a Grosteam.
Si pensáis participar, inscripciones aquí
1. Donostiako Milia / 1ª Milla de Donostia
Re: 1. Donostiako Milia / 1ª Milla de Donostia
Yo ya me he apuntado. Ánimo y a divertirnos.
Re: 1. Donostiako Milia / 1ª Milla de Donostia
Según la RAE (real academia española) veladora del buen uso de la lengua, una de las acepciones de la palabra Deslizar es "Hacer llegar algo con cuidado venciendo alguna dificultad". Bien, pues en eso consistió mi participación en la prueba de la milla de Donostia. Llegué íntegro con cuidado venciendo la humedad acumulado en algunas zonas del recorrido.
Durante toda la mañana el radiante sol hacía presagiar que la lluvia caída el día anterior se evaporaría y contaríamos con un suelo adecuado para la práctica del patinaje. Pero los presagios, presagios son, y la realidad fue que aquellas zonas más cercanas al mar y aquellas que están protegidas por los edificios multi-ojos (sus múltiples ventanas están siempre gozando de la naturaleza) estaban húmedas y en ellas se mezclaba la acción de rodar y la de deslizar.
Salimos 15 patinadores/as (había algunos más por la zona pero se ve que los patines se les revelaron). Al principio con la necesaria precaución reconociendo el firme, los/as más osados/as enseguida pusieron pies en polvorosa y como balas ya habían terminado cuando aún resonaba el eco del pistoletazo de salida. En mi caso, en varias ocasiones nada más salir, el pie parecía querer ir a surfear y entonces realice el clásico ejercicio de contención (respirar hondo, analizar la situación y gestionar la emoción), de modo que con mucha precaución me acerqué a la primera curva situada tras el Kursaal. Despacito y buena posición, la curva sin problemas. De vuelta del Kursaal, por el carril bici, se me cruzaron delante unas personas que llevaban en un carrito "un armario" que ocupaba todo el carril (cierto, parece sacado de una película de Groucho Marx). Aminoré la velocidad para no chocar con el armario y volcarlo (supongo que les costaría mucho volverlo a poner en su sitio...) Pasada la carcajada interior, unos empujes en profundidad en el pavimento que acompaña a la roca de luz me hicieron sentir la belleza del patinaje. Seguido, un grandísimo estruendo me hace girar la cabeza. Eran 5 o 6 chavales que me animaban como si fuera uno de sus ídolos musicales (menuda juerga tenían) (a eso estoy acostumbrado, digo a los aplausos como músico profesional no a la juerga, no se me malinterprete).
Bueno, adelante.... seguía resbalando pero a la vez gozando.
Última curva con mucha precaución y recta final. ¡A darlo todo! Eso pensé e hice, pero el pie seguía viendo el surf como mejor alternativa y desistí de darle fuerte para dar lo suficiente para llegar a meta.
Lo cierto es que en estas ocasiones se ve con muchísima claridad la importancia de dominar el patín y contar con una buena técnica. Hay mucho que aprender.
Una cosa es clara, encima de unos patines siempre hay motivos para disfrutar y vivir con intensidad los momentos.
Durante toda la mañana el radiante sol hacía presagiar que la lluvia caída el día anterior se evaporaría y contaríamos con un suelo adecuado para la práctica del patinaje. Pero los presagios, presagios son, y la realidad fue que aquellas zonas más cercanas al mar y aquellas que están protegidas por los edificios multi-ojos (sus múltiples ventanas están siempre gozando de la naturaleza) estaban húmedas y en ellas se mezclaba la acción de rodar y la de deslizar.
Salimos 15 patinadores/as (había algunos más por la zona pero se ve que los patines se les revelaron). Al principio con la necesaria precaución reconociendo el firme, los/as más osados/as enseguida pusieron pies en polvorosa y como balas ya habían terminado cuando aún resonaba el eco del pistoletazo de salida. En mi caso, en varias ocasiones nada más salir, el pie parecía querer ir a surfear y entonces realice el clásico ejercicio de contención (respirar hondo, analizar la situación y gestionar la emoción), de modo que con mucha precaución me acerqué a la primera curva situada tras el Kursaal. Despacito y buena posición, la curva sin problemas. De vuelta del Kursaal, por el carril bici, se me cruzaron delante unas personas que llevaban en un carrito "un armario" que ocupaba todo el carril (cierto, parece sacado de una película de Groucho Marx). Aminoré la velocidad para no chocar con el armario y volcarlo (supongo que les costaría mucho volverlo a poner en su sitio...) Pasada la carcajada interior, unos empujes en profundidad en el pavimento que acompaña a la roca de luz me hicieron sentir la belleza del patinaje. Seguido, un grandísimo estruendo me hace girar la cabeza. Eran 5 o 6 chavales que me animaban como si fuera uno de sus ídolos musicales (menuda juerga tenían) (a eso estoy acostumbrado, digo a los aplausos como músico profesional no a la juerga, no se me malinterprete).
Bueno, adelante.... seguía resbalando pero a la vez gozando.
Última curva con mucha precaución y recta final. ¡A darlo todo! Eso pensé e hice, pero el pie seguía viendo el surf como mejor alternativa y desistí de darle fuerte para dar lo suficiente para llegar a meta.
Lo cierto es que en estas ocasiones se ve con muchísima claridad la importancia de dominar el patín y contar con una buena técnica. Hay mucho que aprender.
Una cosa es clara, encima de unos patines siempre hay motivos para disfrutar y vivir con intensidad los momentos.
Re: 1. Donostiako Milia / 1ª Milla de Donostia
Je, je, Mau. Y eso que sólo fue una milla. Te quedarías con las ganas ¿no?